miércoles, 30 de noviembre de 2016

RESFRIADOS, ¿SON NECESARIOS LOS ANTIBIÓTICOS?

Llega el frío y con él los resfriados, esos molestos compañeros invernales que nos causan dolor de garganta, tos, mocos, fiebre, malestar…

Dentro de la amplia variedad de medicamentos que hay ofertados para tratar estos síntomas (Frenadol, Ilvico, Vincigrip, Pharmagrip…), cada vez se demandan más por parte de la población los antibióticos como la amoxicilina o la azitromicina para tratar estos procesos catarrales.



¿Son efectivos? ¿Son necesarios?
Vamos a ver primero qué es un antibiótico. 



Como antibióticos se conocen comúnmente a un buen número de moléculas que comparten la característica de atacar a las bacterias, ya sea matándolas (bactericidas) o impidiendo que crezcan y se reproduzcan (bacteriostáticos).
Dentro de la denominación de antibióticos, estos se separan normalmente dependiendo de su estructura química y se agrupan por familias en función de ello.
Por ejemplo dentro del grupo de las penicilinas tenemos la amoxicilina, la cloxacilina o la penicilina propiamente dicha. El ciprofloxacino pertenece a la familia de las quinolonas, la doxiciciclina a la familia de las tetraciclinas o la azitromicina a la de los macrólidos.
Esta forma de clasificar es la más usada y la más importante porque normalmente cada familia tiene una forma de actuar respecto a las bacterias, es decir, cada clase de antibiótico ataca de una forma diferente a estos microorganismos. Las penicilinas impiden que la bacteria forme su pared celular y las quinolonas bloquean la síntesis de ADN.



Esto es importante a la hora de elegir el antibiótico adecuado en función de la bacteria que nos cause la infección. Normalmente se elige por probabilidad. Por ejemplo, una faringitis bacteriana lo más probable es que la cause un tipo de bacteria llamada estreptococo y ésta es sensible a las penicilinas.
Pero no siempre es así. A veces es necesario recurrir a un antibiograma para saber que antibiótico es el más eficaz contra la infección que tenemos.


Esta prueba consiste en coger una muestra del paciente, cultivar la bacteria y enfrentarla a una batería de antibióticos. El que sea más efectivo será el que nos recetarán.

Pero...
¿Son necesarios los antibióticos en los resfriados?

La mayoría de las faringitis o dolores de garganta son de causa viral. Incluso hay un estudio piloto en farmacias de Inglaterra que establecen la necesidad de tomar antibióticos en afecciones de garganta sólo en un 10% de los casos.
Los virus (como el de la gripe) son otro tipo de microorganismos totalmente diferentes a las bacterias y completamente insensibles a la medicación con antibióticos.
Por lo que el uso de estos medicamentos no supone ningún beneficio en el tratamiento de vuestra afección, pero sí un gasto para vuestro bolsillo y lo peor de todo, la aparición de resistencias.

Las bacterias, como todo ser vivo, evolucionan adaptándose a su entorno. Y si usamos antibióticos de forma desproporcionada, estamos proporcionando las herramientas para que estos bichejos puedan hacerse resistentes y cada vez menos sensibles a los antibióticos, lo cual es un problema de salud pública porque será más difícil atacar a estos microorganismos y podrán causar enfermedades más graves y duraderas.

Organismos como la OMS y el Ministerio de Sanidad alertan sobre los problemas que puede causar el mal uso y el abuso de los antibióticos.
Por lo que solo nos queda decir:

No toméis antibióticos sin prescripción de un médico. No os auto-mediquéis sin consultar antes a un médico o farmacéutico. No solo está en juego vuestra salud si no la de toda la población,
Y aquí una guía práctica sobre como tratar resfriados comunes.

No tomes antibióticos sin prescripción médica.


martes, 22 de noviembre de 2016

L-CARNITINA PARA QUEMAR GRASA

Si preguntásemos a la gente cómo se siente con su cuerpo, muchos de ellos nos dirían que preferirían quitarse esa "grasita" de más que tienen. Por lo que sería genial un producto que ayudase a quemar la grasa, y eso es lo que se vende. Pero claro, la gente sigue teniendo exceso, por lo que o no lo conocen muchos o no funciona tan bien. Uno de los más conocidos y estudiados es la L-Carnitina, así que vamos a ver qué es eso y qué sabemos.


La L-carnitina es un transportador de ácidos grasos que nuestro organismo es capaz de generar por sí mismo en hígado y riñón a partir de lisina y metionina. Su función concreta es coger un ácido graso y meterlo en la mitocondria, donde será oxidado (quemado) para dar energía, ya que por sí solo dicho ácido graso no puede entrar. La L-carnitina luego sale y vuelve a repetir el ciclo. Para intentar hacerlo más gráfico, imaginamos que la mitocondria es una enorme estufa de carbón, el carbón son los ácidos grasos y la L-carnitina es una pala (para introducir carbón) que luego podemos reutilizar.


Fuente: http://biomodel.uah.es/model2/lip/acgr-carnitina.htm


Si esta estufa tiene muchas puertas (que son las proteínas transportadoras o translocasas), podremos quemar más carbón si tenemos muchas palas. Por eso compramos palas y por esta razón se deduce que a más L-Carnitina en nuestro organismo, más ácidos grasos quemamos (porque metemos más dentro de la mitocondria), así que adelgazamos. Pero a menudo en cuestiones fisiológicas la relación no es proporcional. 


Aparcando un momento el símil para ponernos "serios", sabemos que la gran mayoría de estudios no observa eficacia en el consumo de L-carnitina exógena en personas sanas, es decir, que aunque tengamos más palas no somos más rápidos metiendo carbón en la estufa, quizás porque no hay suficientes puertas (la reacción está saturada y aunque tengamos más sustrato no puede ir más rápido) o porque las palas no llegan al destino donde deben ser utilizadas (tomamos L-carnitina pero no aumenta su concentración sanguínea).


     


Digo la mayoría porque sí existe un estudio que ha observado un aumento de la concentración de L-carnitina en sangre. Eso sí, es tras un consumo crónico de 6 meses de suplementación con L-carnitina y, como dice en el estudio, “that carnitine plays a dual role in skeletal muscle fuel metabolism that is exercise intensity dependent” . Es decir, que si no queremos mover más rápido la máquina, no vamos a meter más carbón en la estufa por lo que no nos hacen falta más palas. Siendo más claro, que si no aumentamos el ejercicio físico, no vamos a necesitar quemar más grasa por lo que no necesitaremos más L-carnitina. Además, es un estudio a favor y unos cuantos en contra, con lo que vendría mejor probar otras cosas antes.



A pesar de todo, esto lleva al panel de la EFSA a concluir que este suplemento, a día de hoy, no tiene utilidad alguna como quemagrasa o adelgazante, con lo cual primero deberíamos pensar si podemos mejorar nuestros hábitos nutricionales y nuestra actividad física, ya que puede resultarnos más eficaz y barato.





Es importante remarcar que la L-Carnitina sí que tiene una importante función como fármaco en algunas enfermedades, que pueden provocar miopatía o cardiomiopatías (por déficit de carnitina), o en pacientes sometidos a hemodiálisis.



En resumen, deberíamos consumir L-Carnitina sólo como fármaco, en caso de tener una patología. En la mayoría de los casos no es lógico hacerlo como "quemagrasa", porque no servirá de nada. 

lunes, 7 de noviembre de 2016

REPASKIN, LA CREMA QUE REPARA EL ADN

Yo: ¿y como dices que repara el ADN? Conozco algunos mecanismos de reparación, como la reparación por escisión de bases o la fotoliasa que rompe los dímeros de pirimidinas.
Comercial: Eeeeemmm…a veeeeer…supongo que no lo reparará, que sólo lo protegerá…


El ejemplo anterior es una conversación real que tuve con una comercial que vino a la farmacia a presentar la gama de productos a la que pertenece la crema de la que hablamos en esta entrada.
Crema Repaskin DNA Repair






¿Puede una crema reparar nuestro ADN celular?
Para ello habrá que ver qué es eso del ADN:


El ADN es la abreviatura del ácido desoxirribonucleico, un ácido cuyas moléculas son las responsables de almacenar nuestra información genética. Se trata de una doble hélice unida a modo de cremallera y formada por cuatro nucleóticos: adenina, timina, citosina y guanina.               
En grandes rasgos, una secuencia más o menos larga de estos nucleótidos es el libro que nuestro cuerpo lee y recibe el nombre de gen. Dicho de otro modo:


La secuencia de ADN que codifica para la síntesis de una proteína se denomina gen. Estos genes traducidos son los que dan como resultado la fabricación de proteínas como por ejemplo la hemoglobina (en los glóbulos rojos) o la cantidad de melanina que tendremos en los ojos y que harán que estos sean más oscuros o más claros. También determinan nuestra disposición a ser más altos o más bajos o si seremos más propensos a padecer ciertas enfermedades.




Daño, mutaciones y reparación del ADN.



Una mutación es cualquier alteración de la secuencia de bases de un segmento de ADN.  Esto puede pasar inadvertido si esa mutación no influye en el producto final o puede ser muy grave (incluso ser incompatible con la vida) si el fragmento alterado da como lugar la fabricación de una proteína defectuosa.
Estos daños en la estructura del ADN en la piel están causados mayoritariamente por radicales libres y por los rayos ultravioleta.



Menos mal que para corregir estos daños nuestro organismo posee mecanismos reparadores de ADN como por ejemplo la “reparación de ADN acoplada a la transcripción” o la “fotorreactivación” mediada por una enzima llamada DNA-fotoliasa, que ayudan a mantener nuestro ADN intacto.


Doble hélice de ADN



Volvemos a la pregunta anterior: ¿Puede una crema reparar nuestro ADN?
No.



Una crema puede protegernos de los efectos de los radicales libres o de los rayos UVA con antioxidantes y filtros solares, ayudar a reparar la epidermis (la capa más externa de la piel) en problemas como la hidratación de la piel, la función barrera y a mejorar en parte ciertos síntomas del envejecimiento como las arrugas o las manchas, pero no pueden penetrar en la dermis, capa inmediatamente inferior y donde tiene lugar la regeneración celular.
Incluso siendo puntillosos y aunque el Repaskin publicite componentes “reparadores de ADN”, un cosmético según ley no puede producir efectos más allá de los permitidos a nivel superficial para ser vendido como tal.


En opinión del que escribe estas líneas, en el mundo de la publicidad cosmética se abusa de la terminología científica para publicitar sus productos.
Anuncios de cremas reparadoras de ADN, cremas con células madre… están a la orden del día para dar una sensación al consumidor de poseer unas propiedades y una tecnología que no están al alcance de los cosméticos, ni por evidencia científica ni por legislación.

De venta en farmacias.