“He pasado por mi farmacia y me han hecho una dieta”.
Sí, puede pasar. A pesar de
que podría asemejarse a “he pasado por la óptica y me han hecho unas plantillas
para los pies”, cada vez más farmacias ofrecen una “consultoría en nutrición” en sus oficinas y en unos horarios concretos. Suele ser una empresa externa la
que se ofrece a dar esos servicios contratando, en el mejor de los casos (no sé
hasta qué punto creerme esto… Quizás es en el peor de los casos), a
Dietistas-nutricionistas o técnicos en nutrición. Vaya por delante que no les
voy a juzgar, bastante complicada es la vida en general y en particular en el
mundo de la nutrición como para dar lecciones de ética y moral a unas personas
tituladas que buscan una salida profesional. Pero esto tiene lógica ya que si atendemos a la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias, sólo los titulados en Nutrición humana y dietética pueden hacer dietas (como todos bien sabéis, en España nadie más hace dietas, ¿verdad?), por eso prefieren esta titulación. Yendo al grano, hay farmacias que
ofrecen servicios de nutrición y dietética. Pero eso que digo parece que está
bien, ¿no? Pues no es tan fácil.
Cuando es una empresa la que
te pone en una farmacia y te paga para ello, espera tener una rentabilidad económica
que justifique que eso lo está haciendo bien. Esta rentabilidad la saca,
mayormente, de la venta de productos que también se venden en la farmacia y que
suelen servir poco para el objetivo.
Y podréis pensar “yo he ido y a mí una báscula me ha dicho mi composición grasa y de agua y lo que me pesa el hueso y mi número de pie (esto último no, obvio)”. Sí, es verdad, puede que os hayan dado un dato porcentual, que suele tener muy poca utilidad por el margen de error amplio de esa máquina, y os cuento un poco por qué.La Bioimpedancia (que
es como se llama esta medición) puede ser útil si cumple unas condiciones de
uso como:
Y podréis pensar “yo he ido y a mí una báscula me ha dicho mi composición grasa y de agua y lo que me pesa el hueso y mi número de pie (esto último no, obvio)”. Sí, es verdad, puede que os hayan dado un dato porcentual, que suele tener muy poca utilidad por el margen de error amplio de esa máquina, y os cuento un poco por qué.
- No haber bebido agua ni haber comido en las
últimas 4 horas
- Haber ido al baño previamente
- No hacer actividad física en un día
- No tener objetos metálicos encima
Hay algunas más, pero lo
que quiero explicar con esto es que hacer una medición de bioimpedancia es un
proceso más complejo de lo que creemos. ¿Y esto por qué? Pues sencillamente
porque lo que realiza la báscula es un cálculo indirecto en base a la
conductividad de tu organismo, enviando una corriente eléctrica por un
electrodo y recogiéndolo en otro (las básculas pueden ser de 2, 4 u 8,
normalmente).
Por esta razón, la mayoría
de mediciones que se realizan en muchas consultas son erróneas, ya que en pocas ocasiones ni tan siquiera el
paciente se quita los pendientes, como para decirle que vaya al baño y que
venga a consulta sin ingerir nada durante las últimas horas. La parte
conductora de nuestro organismo es el agua, por lo tanto puedo realizar una
medición de bioimpedancia y obtener un resultado. Tras esto, me bebo un litro
de agua y realizo una segunda medición, lo cual no tiene mucho que ver con la
anterior. ¿Me está calculando correctamente la masa grasa? Evidentemente no.
“Pero a mí me hicieron un estudio en base a mis pliegues y
circunferencias”. Podría ser una forma más exacta, pero tampoco es un
método sencillo, y para realizar mediciones corporales mediante pliegues,
longitudes y circunferencias de una forma precisa, conviene seguir un
procedimiento estandarizado como el de la “International Society for the
Advancement of Kinanthropometry”. A través de esta asociación, te puedes
acreditar en diferentes niveles para realizar las medidas mediante su procedimiento
concreto, y tengo serias dudas de que todos los que realizan estas mediciones
tengan un curso así. ¿Y por qué es necesario tener un procedimiento
estandarizado? Pues porque una medición puede variar mucho dependiendo de la
persona que lo haga, incluso de las referencias que tome una misma persona en
un momento u otro. Veamos un ejemplo:
El riesgo cardiovascular se
mide mediante el índice cintura/cadera. Es muy probable que si pregunto a
varias personas “donde medimos la cintura y la cadera” me digan cosas
completamente diferentes. A parte, de que la zona pélvica y abdominal varía
conforme nos desplazamos hacia arriba o abajo en el organismo, así como si el
aire en los pulmones está inhalado o exhalado en ese momento. Así que está claro que dos personas nos darán
dos medidas que pueden variar bastante.
Pero aún así, imaginémonos
que nos han medido suficientemente bien y, como pesar y medir no es tan difícil
(medir también está estandarizado), me han calculado un IMC y saben ya si tengo
o no sobrepeso (que tampoco es tan fácil, como nos cuenta en esta entrada un
gran nutricionista como Juan Revenga), ahora procederán a realizarnos nuestra
dieta para perder peso. ¿Cómo lo harán? Pues si fuera un dietista de verdad
actuando de forma profesional, el método (muy general y resumido) consiste en:
1. Conocerte a fondo en
cuanto a salud: Hábitos saludables o no, realización de deporte, horas y tipo
de trabajo, etc.
2. Conocer al máximo tus
hábitos y tus posibilidades dietéticas.
3. Conocer otros temas que
puedan afectar (situación económica, personal, social, cuántos comen en casa,
quien cocina, etc.)
4. Tras esto (y me arriesgo
a no dejarme cosas poniendo los “etc.”) realizará la pauta que mejor se adecue
a tu situación individual e intransferible.
Rara vez mandará suplementos
nutricionales de algún tipo y, de hacerlo, es posible que te recomiende
consulta previa al médico (por ejemplo, mujeres que puedan estar embarazadas y
ciertas vitaminas)
¿Y con qué nos encontramos
en estas consultas? Con que nada de esto, o muy poco sucede. De darnos una
dieta, será genérica, que (no) vale tanto para ti como para cualquier otra
persona que pese, mida y comparta edad contigo (si tienes suerte, hasta tienen
en cuenta el gasto energético por actividad física). Y esto no es tan sencillo.
Por último, puedes estar
casi convencido de que van a tratar de venderte suplementos nutricionales, que
es de dónde obtienen más beneficios, que pocas veces sirven de algo y que podremos
ver en la segunda parte de esta entrada.