En el ocaso de la segunda guerra mundial, concretamente el 6 de agosto de 1945, un bombardero estadounidense lanzó sobre la población de Hiroshima la primera bomba atómica (la segunda caería 3 días después en Nagasaki) propiciando la rendición del Imperio Japonés y el final de la guerra.
Una ciudad reducida a escombros y más de 200.000 personas muertas a raíz de la bomba ya fuera por la detonación o por la radiactividad producida. Una barbarie.
Un año después, cerca de un templo budista, brotó un Ginkgo biloba y aquí empezó la leyenda...
Ginkgo biloba
El Ginkgo biloba es un árbol caducifolio que puede alcanzar los 35 metros de altura y los 1500 años de vida. Especie única dentro de su familia, sus hojas de verde claro y dicotómicas (bilobuladas) hacen muy fácil el reconocerlo.
Ginkgo biloba hoja y árbol |
El ginkgo se ha utilizado en la medicina tradicional asiática desde hace cientos de años, pero fue a raíz del haber brotado en un paraje donde la radiactividad 70 años después sigue provocando patologías en humanos cuando se le empezaron a asociar efectos curativos que a día de hoy no han demostrado gran cosa, pero que se le siguen atribuyendo gracias a la laxa legislación que regula a los medicamentos tradicionales a base de plantas en cuanto a eficacia se refiere.
La droga (parte de la planta donde se encuentran los principios activos) es la hoja, que contiene gran variedad de moléculas a las que se le atribuyen cierta propiedad farmacológica, entre ellas los flavonoides: kercetina, rutósido y kenferol o los diterpenos: ginkgólidos A, B y C.
Entre las propiedades farmacológicas atribuidas al extracto de hojas de Ginkgo se encuentran:
A pesar de todas estas propiedades atribuidas a su consuno, su uso más habitual es para todo lo que tenga que ver con la "circulación cerebral", la demencia , la falta de memoria o el Alzheimer, debido a que sus principales propiedades farmacológicas supuestamente tienen lugar a nivel de la circulación periférica y cerebral.
Como siempre, vamos a ver qué dice la evidencia científica al respecto y para ello recurrimos a un clásico en estas lides, la biblioteca Cochrane, cuya meticulosidad y rigor está fuera de toda duda en lo que a revisiones científicas se refiere.
Respecto a la demencia, esta revisión Cochrane de 2009 nos dice que la poca evidencia que hay respecto al Gingko y el tratamiento de la demencia es inconsistente, con muestras demasiado pequeñas y una metodología que deja mucho que desear. Aunque en esta otra revisión publicada en 2014 parece ser que muestra cierta diferencia significativa a favor de un extracto de Gingko respecto a placebo.
Respecto a otras patologías donde en teoría es efectivo el Gingko como el tinnitus (un zumbido persistente en el oído) o en la degeneración macular (grave enfermedad ocular) las revisiones muestran que o no hay evidencia en que mejoren los síntomas o que hacen falta más estudios para establecer eficacia.
Tampoco hay evidencia para el accidente cerebrovascular isquémico, ni tampoco para la larga lista de efectos beneficiosos del consumo del Gingko biloba.
La fitoterapia es una rama terapéutica con muchas posibilidades. De hecho, muchos medicamentos provienen de extractos de plantas, modificados para conseguir el efecto deseado. Pero tampoco hay que buscar en la fitoterapia la panacea para nuestros males, porque pocos preparados fitoterápicos han demostrado eficacia real en el tratamiento de ninguna enfermedad.
La droga (parte de la planta donde se encuentran los principios activos) es la hoja, que contiene gran variedad de moléculas a las que se le atribuyen cierta propiedad farmacológica, entre ellas los flavonoides: kercetina, rutósido y kenferol o los diterpenos: ginkgólidos A, B y C.
Entre las propiedades farmacológicas atribuidas al extracto de hojas de Ginkgo se encuentran:
- Vasodilatador periférico.
- Acción antiagregante.
- Acción diurética.
- Mejora la memoria.
- Previene la demencia senil.
- Reduce edemas y daños de retina.
- Y muchos más aquí o aquí.
A pesar de todas estas propiedades atribuidas a su consuno, su uso más habitual es para todo lo que tenga que ver con la "circulación cerebral", la demencia , la falta de memoria o el Alzheimer, debido a que sus principales propiedades farmacológicas supuestamente tienen lugar a nivel de la circulación periférica y cerebral.
Como siempre, vamos a ver qué dice la evidencia científica al respecto y para ello recurrimos a un clásico en estas lides, la biblioteca Cochrane, cuya meticulosidad y rigor está fuera de toda duda en lo que a revisiones científicas se refiere.
Respecto a la demencia, esta revisión Cochrane de 2009 nos dice que la poca evidencia que hay respecto al Gingko y el tratamiento de la demencia es inconsistente, con muestras demasiado pequeñas y una metodología que deja mucho que desear. Aunque en esta otra revisión publicada en 2014 parece ser que muestra cierta diferencia significativa a favor de un extracto de Gingko respecto a placebo.
Respecto a otras patologías donde en teoría es efectivo el Gingko como el tinnitus (un zumbido persistente en el oído) o en la degeneración macular (grave enfermedad ocular) las revisiones muestran que o no hay evidencia en que mejoren los síntomas o que hacen falta más estudios para establecer eficacia.
Tampoco hay evidencia para el accidente cerebrovascular isquémico, ni tampoco para la larga lista de efectos beneficiosos del consumo del Gingko biloba.
La fitoterapia es una rama terapéutica con muchas posibilidades. De hecho, muchos medicamentos provienen de extractos de plantas, modificados para conseguir el efecto deseado. Pero tampoco hay que buscar en la fitoterapia la panacea para nuestros males, porque pocos preparados fitoterápicos han demostrado eficacia real en el tratamiento de ninguna enfermedad.
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